lunes, 22 de abril de 2013

Margaret Thatcher: el carbón y el cambio climático
Ha muerto y punto. Cada uno hizo en vida lo que hizo. A unos les habrá parecido bien y a otros mal. Nunca he entendido ese “culto” absurdo a los muertos y menos a que se les quiera convertir en “iconos” que es lo que está ocurriendo con la señora Thatcher que después de muerta se gastan más de 7 millones de euros en sus exequias en un país sumido en profundos recortes sociales. Mi opinión sobre dicha señora es clara. Sin entrar en sus opiniones sobre el apartheid, la educación, la sanidad, etc, etc y lo que hizo en consecuencia cuando fue primer ministro inglés, quiero tocar dos temas: el cambio climático asociado al dióxido de carbono generado por las actividades humanas (primer post) y la reconversión industrial que realizó en su país (segundo post).
En el tema del cambio climático comenzó a implicarse y dar discursos sobre el tema en diversos organismos oficiales mundiales basados en unos informes realizados por sus asesores científicos. Tanto éstos como la señora Thatcher lo hicieran con total ligereza y prepotencia sin ninguna base científica para apoyar lo que decían y sin estimar el daño que se podía realizar a la sociedad como demostraremos por los hechos y fechas.
Comencemos hablando de la década de los 70.
Todo el mundo sabe que la fiabilidad de modelos de predicción climática se basa en disponer de ordenadores muy muy potentes y en unos algoritmos matemáticos que representen el problema. Está lleno de publicaciones sobre las limitaciones que existen en la actualidad sobre ambas cuestiones. Las limitaciones en los años 70 eran totales y absolutas.
En esa época E. N. Lorenz (matemático por la Universidad de Harvard y meteorólogo y luego profesor por el Instituto de Tecnología de Massachusetts) construyó un modelo matemático que intentaba simular el comportamiento de la atmósfera y se dio cuenta que alteraciones mínimas en los valores de las variables iniciales generaban soluciones ampliamente divergentes. Esta sensible dependencia de las condiciones iniciales fue conocida después como el efecto mariposa. Su investigación dio origen a un renovado interés en la teoría del caos. Lorenz se dedicó a explorar las matemáticas subyacentes y publicó sus conclusiones en un trabajo titulado Flujo determinístico no periódico en el que describió un sistema relativamente simple de ecuaciones que dieron lugar a un patrón de la complejidad infinita, llamado atractor de Lorenz.
De sus publicaciones destaco la realizada en el año 1976 en la revista Quaternary Research (Volume 6, Issue 4, December 1976, Pages 495–506) de la editorial Elsevier, que lleva por titulo “Nondeterministic theories of climatic change”
……Un supuesto básico en algunas teorías climáticas es que, teniendo en cuenta las propiedades físicas de la atmósfera y el océano y la tierra subyacente, y los parámetros ambientales específicos determinaría un clima único…. Se considera la posibilidad de que no existe tal clima único y que los factores no deterministas son total o parcialmente responsables de las fluctuaciones de período largo del sistema atmósfera-océano-tierra…….Recordemos que en aquel entonces se sabía muy poco sobre los sistemas no deterministas, la matemática no lineal y los complejos fenómenos de la turbulencia.
-Sir Crispin Tickell (con muchos nombramientos posteriores después de haber hecho carrera en los temas ambientales) con estudios de Historia en Oxford y asesor, entre otros, de Margaret Thatcher en temas de cambio climático escribió un libro en 1977 titulado “Climatic Change and World Affairs”. Obviamente no sabía nada de las investigaciones de Lorenz pero al parecer le importaba poco.
Margaret Thatcher tuvo actuaciones importantes y pioneras en el tema del cambio climático (su discurso 1989 en la ONU ó el de 1988 uno de la Royal Society ó en la segunda Conferencia Mundial sobre el Clima en 1990) lógicamente asesorada fundamentalmente por el Sr Tickell. Sin ningún apoyo científico como se puede ver por las fechas comenzaron a montar el tema del cambio climático sin tener ni idea si era cierto ó no (ni tenían equipos apropiados no sabían nada de la teoría del caos). Recordemos que en esa época el modelador informático sueco B.R. Bolin comenzó también con el embrión de las organizaciones que posteriormente dieron lugar al IPCC.
Como se puede ser tan insensata/o, atrevida/o, soberbia/o etc de tomar las decisiones que se tomaron con unas bases científicas tan endebles ó inexistentes, solamente basándose en la ignorancia. Todavía recuerdo la sensatez del excanciller alemán Helmut Schmidt cuando hace poco tiempo en una conferencia en la celebración del 100 aniversario del nacimiento del Instituto Max Plank apuntaba que dada la repercusión del tema del cambio climático en el desarrollo económico de los países y los escándalos habidos últimamente en los investigadores promotores de los efectos desastrosos de dicho cambio, sería interesante que los estudios y la documentación generada sobre la materia fuera analizada por sociedades científicas de prestigio y que se expongan los resultados al público de manera clara y realista.