Ha muerto y punto.
Cada uno hizo en vida lo que hizo. A unos les habrá parecido bien y a otros
mal. Nunca he entendido ese “culto” absurdo a los muertos y menos a que se les
quiera convertir en “iconos” que es lo que está ocurriendo con la señora
Thatcher que después de muerta se gastan más de 7 millones de euros en sus
exequias en un país sumido en profundos recortes sociales. Mi opinión sobre
dicha señora es clara. Sin entrar en sus opiniones sobre el apartheid, la
educación, la sanidad, etc, etc y lo que hizo en consecuencia cuando fue primer
ministro inglés, quiero tocar dos temas: el cambio climático asociado al dióxido de carbono generado por las actividades humanas (primer post) y la reconversión
industrial que realizó en su país (segundo post).
En el tema del
cambio climático comenzó a implicarse y
dar discursos sobre el tema en diversos organismos oficiales mundiales basados
en unos informes realizados por sus asesores científicos. Tanto éstos como la
señora Thatcher lo hicieran con total ligereza y prepotencia sin ninguna base
científica para apoyar lo que decían y sin estimar el daño que se podía
realizar a la sociedad como demostraremos por los hechos y fechas.
Comencemos hablando
de la década de los 70.
Todo el mundo sabe
que la fiabilidad de modelos de predicción climática se basa en disponer de
ordenadores muy muy potentes y en unos algoritmos matemáticos que representen
el problema. Está lleno de publicaciones sobre las limitaciones que existen en
la actualidad sobre ambas cuestiones. Las limitaciones en los años 70 eran totales y absolutas.
En esa época E. N.
Lorenz (matemático por la Universidad de Harvard y meteorólogo y luego profesor
por el Instituto de Tecnología de Massachusetts) construyó un modelo matemático
que intentaba simular el comportamiento de la atmósfera y se dio cuenta que
alteraciones mínimas en los valores de las variables iniciales generaban soluciones
ampliamente divergentes. Esta sensible dependencia de las condiciones iniciales
fue conocida después como el efecto mariposa. Su investigación dio origen a un
renovado interés en la teoría del caos. Lorenz se dedicó a explorar las
matemáticas subyacentes y publicó sus conclusiones en un trabajo titulado Flujo
determinístico no periódico en el que describió un sistema relativamente simple
de ecuaciones que dieron lugar a un patrón de la complejidad infinita, llamado
atractor de Lorenz.
De sus publicaciones destaco la realizada en el año 1976 en la revista Quaternary Research (Volume 6, Issue 4, December 1976, Pages 495–506) de la editorial Elsevier, que lleva por titulo “Nondeterministic theories of climatic change”
De sus publicaciones destaco la realizada en el año 1976 en la revista Quaternary Research (Volume 6, Issue 4, December 1976, Pages 495–506) de la editorial Elsevier, que lleva por titulo “Nondeterministic theories of climatic change”
……Un supuesto
básico en algunas teorías climáticas es que, teniendo en cuenta las propiedades
físicas de la atmósfera y el océano y la tierra subyacente, y los parámetros
ambientales específicos determinaría un clima único…. Se considera la
posibilidad de que no existe tal clima único y que los factores no
deterministas son total o parcialmente responsables de las fluctuaciones de
período largo del sistema atmósfera-océano-tierra…….Recordemos que en aquel
entonces se sabía muy poco sobre los sistemas no deterministas, la matemática
no lineal y los complejos fenómenos de la turbulencia.
-Sir Crispin
Tickell (con muchos nombramientos posteriores después de haber hecho carrera en
los temas ambientales) con estudios de Historia en Oxford y asesor, entre
otros, de Margaret Thatcher en temas de cambio climático escribió un libro en
1977 titulado “Climatic Change and World Affairs”. Obviamente no sabía nada de
las investigaciones de Lorenz pero al parecer le importaba poco.
Margaret Thatcher tuvo
actuaciones importantes y pioneras en el tema del cambio climático (su discurso
1989 en la ONU ó el de 1988 uno de la Royal Society ó en la segunda Conferencia
Mundial sobre el Clima en 1990) lógicamente asesorada fundamentalmente por el
Sr Tickell. Sin ningún apoyo científico como se puede ver por las fechas
comenzaron a montar el tema del cambio climático sin tener ni idea si era
cierto ó no (ni tenían equipos apropiados no sabían nada de la teoría del caos).
Recordemos que en esa época el modelador informático sueco B.R. Bolin comenzó
también con el embrión de las organizaciones que posteriormente dieron lugar al
IPCC.
Como se puede ser
tan insensata/o, atrevida/o, soberbia/o etc de tomar las decisiones que se
tomaron con unas bases científicas tan endebles ó inexistentes, solamente
basándose en la ignorancia. Todavía recuerdo la sensatez del excanciller alemán
Helmut Schmidt cuando hace poco tiempo en una conferencia en la celebración del
100 aniversario del nacimiento del Instituto Max Plank apuntaba que dada la
repercusión del tema del cambio climático en el desarrollo económico de los
países y los escándalos habidos últimamente en los investigadores promotores de
los efectos desastrosos de dicho cambio, sería interesante que los estudios y
la documentación generada sobre la materia fuera analizada por sociedades
científicas de prestigio y que se expongan los resultados al público de manera
clara y realista.