Que culpa
tienen los desarrollos tecnológicos de las acciones de los miserables que hay
en el mundo. El invento es de los que pasan desapercibidos y sin embargo ha
sido responsable de los grandes avances y desarrollos generadores del bienestar
del que goza la humanidad. El responsable del ingenio ó de la idea fue el
abuelo (se apellidaba Dunlop) que se le ocurrió ponerle gomas a las ruedas del
triciclo de su nieto. Corría el año 1890 aproximadamente. Así comenzó el
desarrollo de los neumáticos de los vehículos de todo tipo y una nueva etapa en
el desarrollo de las sociedades hacia una bienestar como nunca se ha
disfrutado.
Lo que
viene a continuación es la consecuencia del comportamiento sin control de ciertas
personas (las empresas y las instituciones son en muy buena medida lo que son
las personas) y repito del comportamiento sin control. Nunca he oído a ninguno
de éstos países pedir perdón, ni pagar indemnizaciones por los daños causados,
ni ir a la cárcel los responsables, etc. Ah ya, que pasó hace tiempo y ahora no
se puede hacer nada. Perdonen que les diga y una leche. Estamos hablando de
nativos del Congo e indígenas de la Amazonia, si fueran otros el tema sería
distinto.
Recordar
que en aquellas época …las colonias tenían una importancia
fundamental para países como Gran Bretaña, Alemania y Francia que crearon un
club de “grande potencias” con imperios considerables y un sentido de misión
histórica y grandeza nacional….(extraído del estupendo libro Años de
vértigo de Phillipp Blom de editorial Anagrama). Ahora los clubs se llaman G7,
G10, etc.
Veamos los miserables
que se enriquecieron a costa del sufrimiento humano y la buena gente que les hizo
frente y les derrotó a costa de enormes sacrificios personales.
Los miserables que quisieron aprovecharse a toda
costa y sin escrúpulos de la gran demanda de caucho que se generó, fueron el
rey belga Leopoldo II (el mayor magnicida de la historia con más de 10 millones
de congoleños muertos y masacrados) y el Reino Unido.
Leopoldo II
era el el bisabuelo del rey Balduino que por coherencia dimitió porque no
soportaba moralmente que se aprobara la ley del aborto en su país. Respeto
todas las opiniones y posturas pero no entiendo que con los antecedentes familiares
no hubiera dimitido toda la realeza belga hace tiempo. Ya dirán algunos, que
los descendientes no son culpables de lo que hicieron sus antepasados. Vale
pero que me aclaren algunos detalles: con que dinero se hizo el Palacio de
Justicia de Bruselas (que paradoja), el Castillo Real de Laeken sede de la
realeza belga y lugar del panteón de los reyes, las 6.700 ha de bosques y
fincas agrícolas en las Ardenas, los castillos de Ciergnon, Fenffe,
Villers-sur-Lesse y Ferage, etc. Además cuando la propiedad en el Congo ya no
le era lo rentable que deseaba, Leopoldo II la vendió al estado Bélgica a
cambio de: 330 millones de libras esterlinas de hoy, 50 millones de francos
para compensar los sacrificios con la nación del citado rey y la financiación
para terminar las obras faraónicas que había comenzado el personaje.
Los
ingleses no se les anduvieron a la zaga en el tema del caucho. Solo que lo que
hacían era proteger a los caciques del lugar que eran los encargados de masacrar a los indígenas de la Amazonia. Resumiendo, no se manchaban directamente. Que
lo hagan otros que yo voy de bueno. Eso si los cacique tenían dinero y
mansiones en la zona (son famosos los lujos extravagantes de la ciudad de
Manao) y en Londres. Según algunos investigadores por cada tonelada de caucho
producida, asesinaban a diez indios y centenares quedaban marcados de por vida
con los latigazos, heridas y amputaciones que se hicieron famosos en el noreste
amazónico.
La buena gente (buena gente hasta las últimas
consecuencias) son los que denunciaron los excesos apuntados enfrentándose a
reyes y naciones. Veamos los más notables.
Los
misioneros bautistas Alice y John Harris (los
que presentaron documentos del Congo, como la foto de un padre sentado en el
suelo contemplando las manos de su hija de cinco años amputadas por no haber
recogido suficiente caucho).
Edmund
D. Morel que peleó, primero
solo, hasta derrotar al rey belga sufriendo en las denuncias todo tipo de
calumnias y vejaciones, siendo incluso encarcelado. De él llegó a decir Bertrand
Russell “una de las pocas personas a las que pude admirar de verdad”.
El irlandés
Roger Casement que trabajando para el Reino
Unido, denunció con gran repercusión las atrocidades del Congo y del Amazonas. En
dicho país y cuando no les interesaba, fue posteriormente denigrado por su
condición de homosexual, acusado de ser un nacionalista irlandés, encarcelado, condenado
a muerte y ejecutado. Su fama ha crecido últimamente en los países de habla
española consecuencia de la publicación de dos libros: uno de R. Casement con
parte de su documentación titulado Diario de la amazonia y otro del escritor
Mario Vargas Llosa titulado El sueño del celta.
Quiero
destacar otros dos libros estupendos sobre el tema. El primero y más famoso
sobre el Congo de Joseph Conrad El corazón de
las tinieblas; el segundo sobre la Amazonía del escritor colombiano José Eustasio Rivera La vorágine. Este último es
menos conocido, pero es de los que me gusta releer tanto por su contenido como
por la forma de escribir y el vocabulario nativo empleado.
Así que ya
se sabe, es bueno pensar un poco cuando uno pasea por parques, edificios de las
instituciones belgas, edificios de la UE en Bruselas, etc. Más que nada porque en la vida conviene un poco de humildad.