En
la segunda década del siglo XIX el astrónomo Hubble y su ayudante Humason
encontraron una estrella pulsante (cefeida) en la Galaxia Andrómeda, realizando las primeras mediciones fiables de grandes
distancias cósmicas, aspecto clave y fundamental para todo el desarrollo de la ciencia desde la
comprobación de la teoría de la relatividad de Einstein hasta la más reciente
teoría del Big Bang. Como ya entonces reconocían, la
ciencia no avanza con debates y más debates, avanza construyendo buenos equipos
y midiendo para comprobar la validez de las teorías.
Me
gusta destacar a gente que no se ha llevado la fama como Hubble pero que han
tenido una gran importancia. Su ayudante Milton
Humason (personaje curioso que se dedicaba a la limpieza del
observatorio) y sobre todo a Henrietta Leavitt
del observatorio de Harvard que ya hacía 10 años había encontrado una relación
entre la velocidad de variación de la luminosidad de una cefeida y la
luminosidad en si. A H. Leavitt nunca se le concedió el premio Nóbel, porque, lo sabrá el jurado del Nóbel, que como el de la Princesa de Asturias, toma unas decisiones difíciles de entender. Bueno no, bastante fáciles de comprender.........