Recomiendo el post de Willis Eschenbach sobre la
Columbia Británica y el impuesto sobre el CO2 que aparece en el blog de Anthony
Watts y que os direcciono al final de los comentarios. Lo resumo porque es
interesante ver hasta dónde llegan las ocurrencias humanas. En los últimos años
ha estado de moda la fiscalidad impuesta en la provincia canadiense de la
Columbia Británica, para reducir las emisiones de CO2. Hagamos unas sencillas
reflexiones.
Supongamos de dicha provincia se hubiera fundado en
1850 y que desde entonces hubiera vivido sin emplear nada que generara CO2:
combustibles fósiles, cemento, acero, etc y por tanto hospitales, aviones,
coches, barcos, ordenadores, teléfonos, puentes, carreteras, edificios, etc. En
dicha provincia habrían vivido y vivirían en unas condiciones muy duras
mientras otras provincias ó países vivirían en un gran estado de bienestar. Si
observáis la figura, línea azul, se puede ver que la situación hipotética de
vivir en la penuria hubiera conseguido que el clima estuviera CINCO MILÉSIMAS
DE GRADO más frío, tiene tela, solo cinco milésimas de grado (IPCC, CDIAC).
Y que ocurriría dentro de 50 años contados desde
ahora: la línea roja muestra la situación actual antes del impuesto, de un
incremento de 1,5% anual de CO2 desde 1970. La línea verde corresponde al caso
de que consecuencia del impuesto no se hubiera incrementado el CO2 desde el
2008. Pues bien después de estar sumidos en una profunda depresión con todas
las consecuencias para el estado de bienestar y sobre todo para las personas
más necesitadas que son las que siempre llevan la peor parte, se hubiera
evitado un incremento de temperatura de TRES MILÉSIMAS DE GRADO. Sic.